Se asolaron mis llanos
se salaron mis campos
se abrio con crueles
cicatrices la tierra
Surgió magma
llovió lava
prendió y calcino toda roca y madera
el viento soplaba
levantando ceniza que se arremolinaba
oscureciendo el cielo
perdí de vista las estrellas
Los truenos eran ensordecedores
la tormenta no cesaba
el granizo hendía el aire
y nada me resguardaba
Hasta que sentí un contacto
cálido no caliente
de la mano de aquel
a quien llamo amor
y no amo
que en mitad de aquel furioso
enjambre de fuerzas y desastres
naturales
enarbolando con todo descaro su optimismo
cual estandarte
contra lógica
me llevo despacio
a un rincón tranquilo
un manantial puro y equilibrado
sereno y esperanzador
que guardo en mi interior
como una reserva
para vacas flacas
y ni yo lo sabia
Y así en armonía
con su optimismo y mi cueva
esperamos
a que el cielo esclareciera.
Pasó tiempo pero sucedió,
sobrevivimos y salimos al exterior
Camine sobre las cenizas de mi ayer
y buscamos juntos los brotes de nuestro
será
Por si acaso deje un sendero de migas
por si debiésemos regresar
Por si acaso grabe su nombre en las
paredes
por que es el único que podrá reinar.