La puta chillaba en el
maletero. Subí el volumen para ahogar los gritos. Highway to hell
sonaba una y otra vez. Pisé a fondo el acelerador. No quería seguir
viviendo y esa zorra me acompañaría en mi viaje final. Esa noche,
cuando llegué a casa, oí ruido en el dormitorio. Abrí la puerta
con la pistola en mano: sabia lo que encontraría. Hacia años que
miraba a otro lado, pero no permitiría que mi hombre tuviera un hijo
con esa ramera. Miré a ese traidor, le descerrajé dos... tres
tiros, y lo dejé allí,sangrando como el puerco que había
demostrado ser. Cogí a esa muñeca gritona y la empujé al maletero
a punta de pistola.
Subí al coche y sobre
la caja de Ac/dc me hago la raya mas larga de toda mi vida. Pongo el
c.d. y arrancó. Lo que nos lleva al momento actual, conduciendo como
una posesa hacia el acantilado. Cuando las ruedas no tocan el
asfalto y comenzamos a caer, sonrío por primera vez en mucho
tiempo.